viernes, 24 de diciembre de 2010

Liborio R. Estepona: "Estoy perdiendo mi vida por culpa de las descargas ilegales"



Mi nombre es Liborio R. Estepona y me pongo en contacto con ustedes para hacer un llamamiento a los políticos y a la sociedad en general para que no se dejen influenciar por las absurdas presiones de esos que se hacen llamar a sí mismos demócratas y den un paso adelante aprobando la denominada Ley Sinde.

En estos días, y con el tema aún candente, me he armado de valor y escribo este testimonio animado por las docenas de creadores que, como yo, están perdiendo sus puestos de trabajo por culpa de las páginas de enlaces.

Son personas como tú, que han querido poner nombres y apellidos al drama familiar y laboral que estamos viviendo los creadores. Nombres como Pedro Bear (educador infantil), Lex Luthor (actor de cine), Ana Giner (enfermera), Manuel Alejandro Rea (soldador), María del Carmen Novo (pensionista), Francisco Morillas (celador) o Evencio García (chofer).

Quizá, en estos días y con la actual crisis, estos nombres no signifiquen más que otra muesca en la larga lista de parados que nuestro Gobierno, cobarde y títere del lobby internauta, está dejando como legado para el futuro cultural del país.

En mi caso personal, esta indecisión del partido del señor Zapatero a la hora de proteger la cultura de España, me está dejando sin posibilidades económicas, sin trabajo y sin familia.

Soy barbero. Al igual que mi padre y mi abuelo continúo una tradición familiar de creadores que durante décadas proporcionó una vida digna y honrada a muchas generaciones. Hoy, y por culpa de las descargas ilegales, los que intentamos vivir de esta noble profesión nos vemos abocados a la más silenciosa de las extinciones.

Desde la aparición de internet, la ignominiosa irresponsabilidad en el ejercicio de sus funciones de todos los Gobiernos que han dirigido España ha ido dejando mis creaciones, y las de muchos otros barberos, al alcance de cualquiera que quiera apretar un simple botón en su ordenador.

Además en el caso de nuestro gremio las descargas ilegales y la piratería en internet se han cebado hasta límites que llegan a afectar no sólo el terreno laboral, sino también el ámbito personal y familiar. A continuación les relataré mi desesperada situación, con la esperanza de que comprendan que no nos encontramos ante un simple juego de niños que descargan archivos desde sus computadoras. El panorama es mucho más profundo y afecta a la vida de cientos de personas anónimas como yo.

Mi esposa me abandonó hace seis meses por otro creador parisino y se ha ido a vivir con él a Francia, un país en el que sí saben cómo defender los derechos de autor en la red. Un tema éste, que ha sido muy doloroso para mí puesto que, además, incluye infidelidades y mentiras, como la de descubrir que es muy probable que ese creador, que ahora ocupa mi lugar, seguramente no sea francés puesto que es de color. De color negro me refiero.

Mi hija de 19 años dejó sus estudios universitarios y en la actualidad, sin carrera ni ganas de terminarla, parece abocada a la prostitución. En los últimos cuatro días, influenciada por la cultura del todo gratis y esa moda del creative commons, me ha presentado ya a seis novios, con el gasto emocional que eso supone para un padre.

En casa tan sólo quedamos mi hijo Andrés, de 16 años, y yo. La situación es cada vez más tensa puesto que por culpa de los piratas y sus descargas, apenas si tenemos relación ya que se pasa la mayor parte del tiempo encerrado en su habitación gastando ingentes cantidades de papel higiénico, un efecto personal que antes apenas utilizaba fuera del cuarto de baño.

Ligada a mi situación personal, y probablemente a consecuencia de ella, mi economía familiar se está viniendo abajo. Se me acumulan las facturas y, después de pagar la pensión a mi ex-esposa y a su novio Laurênt, apenas nos mantenemos a flote con los ingresos de la barbería.

La piratería de internet, no la de los barcos aunque haya algunos a los que les haga gracia esta comparación, está dejando sin techo a centenares de creadores que se están viendo obligados a emigrar a otros países más avanzados en derechos de propiedad intelectual que el nuestro. Estados como Andorra, Suiza, Barbados, Miami, o el mismo Paris que anteriormente he citado. Además, y esto es de lamentar, muchos de nuestros autores y artistas, al no encontrar una legislación a la altura de sus obras, han tenido que dejar España buscando otras tierras con menor presión fiscal y por tanto, con mejores condiciones para la creación e inspiración.

Mi llamamiento desde esta carta a los políticos españoles: Señorías del Senado y del Congreso, en el nuevo envite que se nos presenta en apenas unas semanas, retomen la Ley Sinde y protegan a los creadores de esta amenaza llamada internet.

La vida, la familia y la forma de vida de muchos de nosotros depende de ello.

Firmado: Liborio R. Estepona.

2 comentarios:

  1. Muchos otros como tú, Liborio, también nos vemos indefensos por este Gobierno ante las descargas de esos sinverguenzas piratas. Me dedico a la agricultura (sector vinícola) y el sector cada vez está más afectado por las descargas ilegales y los vinos extranjeros.

    Como Liborio somos muchos y no nos callarán.

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  2. Hola, soy Ana Giner, la enfermera incluida en la los ejemplos que mencionas. No he comprendido todavía si este artículo es en broma o es en serio pero mi novio, Pedro Bear y yo sí hemos perdido nuestro puesto de trabajo por las descargas.

    Empiezo por Pedro. Es educador infantil y también participa en una ONG que ayuda a niños en Tailandia y en Indonesia, donde trabaja los dos meses al año que sus vacaciones le permiten. Las descargas ilegales le han destrozado el ingreso que tenía la ONG, que era la venta de fotos y calendarios de los niños orientales. Ya no tinenen los clubs de intercambios de fotos por culpa de la piratería. Era un club muy serio, se reunían una vez al mes e incluso un día cuando un día vino la policía a su casa yo me quedé intranquila pero me comentó que eran del club y que como entendían más de ordenadores que él, se habían llevado los aparatos y los discos duros para ver si tenían virus. Es una desgracia lo de que su ONG para ayudar niños se haya quedado sin ingresos por culpa de la piratería.

    En mi caso, es peor. Yo estaba dedicada a enfermos mentales con inclinaciones sexuales. Violadores, para que nos entendamos. Y desde que pueden bajar pornografía de Internet, se han reducido mucho las agresiones sexuales. No, no es broma, los Estados de Estados Unidos donde hay más porno, tienen menos delitos sexuales y aquellos en que el porno se bloquea tienen más. Pues en mi caso, el número de agresores se nos ha quedado en la mitad. Eramos cuatro enfermeras, así que dos nos fuimos a la calle.

    Esto de la piratería es una desgracia.

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